La diversidad y la inclusión son dos términos que en los últimos tiempos se han utilizado reiteradamente en varios ámbitos y actividades profesionales. Pero más allá de ser términos de moda, han trascendido su sentido literal para tener un impacto positivo en nuestro entorno y cambiar la forma en como vemos al mundo. Su influencia e impacto en el diseño no ha sido la excepción con el diseño inclusivo.
Un billón de personas en el mundo, o 15% de la población mundial, padece de algún tipo de discapacidad. Ese número irá en aumento a medida que la población mundial seguirá envejeciendo y padeciendo cada vez más de enfermedades crónicas. En miras de lo anterior, el diseño inclusivo se concibe como un proceso mediante el cual un producto, servicio o ambiente es diseñado para atender las necesidades del mayor número de personas posibles, y en particular, de aquellos grupos que tradicionalmente han sido excluidos. Desde su incepción, celebra y toma como elemento central la diversidad humana y la empatía hacia las necesidades de un mayor número de usuarios, lo que ayuda a crear una experiencia de pertenencia e inclusión.
El diseño inclusivo tiene como una de sus metas entender las barreras con las que no solo se enfrentan las personas con discapacidad sino aquellas con otras dificultades – temporales o permanentes – de carácter físico, psíquico o sensorial (por ejemplo, personas de la tercera edad, familias con niños pequeños, personas lesionadas o viajeros con maletas), para así paliar o solventar dichas barreras y con ello fomentar y posibilitar una mayor autonomía e independencia de dichas personas. Para ello es necesario tener un claro entendimiento de cómo, para quién y para qué será usado el producto, servicio o espacio, y que, con el tiempo, el uso de estos puede cambiar por lo que deberá ser funcional, flexible y adaptable, pero también disfrutable. Determinar lo anterior, implica integrar a las personas al proceso de la toma de decisiones que les afectan contribuyendo a que tengan igualdad de oportunidades, respeto propio y autodeterminación. Así, bajo esta óptica, el diseño inclusivo brinda más libertad a las personas – particularmente a aquellas con alguna discapacidad – al facilitarles la vida y no hacerles depender de la ayuda de otros para realizar tareas simples.
Adaptar los espacios y hacerlos accesibles a todos trasciende de ser únicamente un tema de justicia, equidad y respeto por nuestras diferencias. El considerar las necesidades de un mayor número de usuarios también genera beneficios y réditos a las compañías que han adoptado el diseño inclusivo. El diseño inclusivo es un mercado con mucho potencial de crecimiento, particularmente para pequeños y medianos emprendedores que son más cercanos a las necesidades de los potenciales usuarios. Las compañías que han adoptado el diseño inclusivo han mejorado la innovación de sus productos, servicios, procesos y espacios – cuando resolvemos para los grupos más excluidos, a menudo desarrollamos soluciones que son mejores para todos (ejemplo, los subtítulos y el correo electrónico). Además, puesto que una parte intrínseca del diseño inclusivo es el proceso de probar y aprender, eventualmente se generan diseños más sólidos que respondan mejor a las necesidades/deseos del usuario, creándose un diálogo valioso con los consumidores que, a su vez, genera una relación más sólida con la marca.
El diseño inclusivo también puede aumentar las ventas puesto que la experiencia es accesible a una base mayor y más diversa de consumidores. Adicionalmente, el diseño inclusivo puede mejorar el posicionamiento de la marca, ya que los consumidores son receptivos y cada vez más prefieren apoyar a compañías que diseñen sus productos, servicios y espacios – tanto físicos como virtuales – de forma inclusiva y considerando las diferencias de un mayor número de usuarios y potenciales consumidores. Como dice Frank Chimero (diseñador), “las personas ignoran el diseño que ignora a las personas”.
Por último, el diseño inclusivo logra generar un cambio cultural y transformar la percepción que la sociedad tiene sobre las personas discapacitadas. Partiendo de la diversidad, el diseño inclusivo no percibe el diseñar para las personas discapacitadas como un problema adicional, sino que lo ve como una oportunidad para empujar las fronteras, cambiar paradigmas y diseñar mejor. Además, no percibe a las personas con discapacidad únicamente a través de un filtro médico sino como individuos con necesidades, personalidades, preferencias, un deseo ferviente de autonomía y sentido de la estética propia. Esa es precisamente la actitud que todos, sin importar nuestra esfera de competencias, sin importar que diseñemos productos, servicios o espacios, podemos incorporar a nuestro quehacer, pensar y actuar cotidiano. Los diseñadores entendieron bien las palabras de Platón en el sentido de que la realidad es creada por la mente y como percibimos la vida; y cambiando nuestra mente y percepción, podemos cambiar nuestra realidad y la sociedad en la que vivimos.