Saber cómo comunicarse con diferentes personas de manera adecuada, puede ayudar a romper barreras, generar una mayor comprensión mutua y promover la inclusión, el respeto y la empatía. Las palabras son poderosas. Crean pensamientos, influyen en nuestras acciones y cosmovisión, pero más importante, impactan cotidianamente a quienes nos rodean. Usar un lenguaje inclusivo, que no sea condescendiente, y que demuestre respeto y empatía – acompañado de acciones incluyentes y positivas – les muestra a las personas con discapacidad que no son invisibles, que tienen un lugar en nuestra sociedad y que anteponemos verlos como personas antes que ver su discapacidad.
Muchas personas se sienten intimidadas o no saben cómo interactuar con personas con discapacidad. Si bien es comprensible – a veces las diferencias nos asustan-, hay algunas acciones y pautas de comunicación incluyenteque podemos adoptar para poder interactuar con más fluides, naturalidad y respeto con las personas con discapacidad. Primero, debemos entender que las personas con discapacidad, ante todo, esperan ser tratadas como cualquier otra persona. Si bien cada uno de nosotros afrontamos diferentes retos y las personas con discapacidad ciertamente afrontan retos particulares, ello no implica que quieran ser tratadas ni como “victimas” ni como “héroes”. Por otra parte, puesto que las palabras no son neutras, también es importante tomar conciencia de no utilizar algunas que tienen una connotación negativa/peyorativa, y que pueden ser lastimosas, para referirnos a las personas con discapacidad – por ejemplo, minusválido, discapacitada, retrasado o subnormal, por nombrar algunas. Asimismo, al entrar en contacto con las personas con discapacidad no debemos automáticamente asumir que necesitan de nuestra ayuda; debemos antes preguntarles si es que la necesitan y de ser así, que nos digan cómo podemos ayudarles.
Además de la cortesía, sensibilidad y la utilización de un lenguaje inclusivo, existen algunas pautas de comunicación básicas que podemos seguir cuando estemos interactuando con otros, en particular con personas con discapacidad. Por ejemplo, cuando estemos comunicándonos con una persona con discapacidad es importante hablarle con el tono de voz y cadencia que utilizamos cotidianamente (no más despacio, no gritando, no “baby talk”). Es importante hablarle directamente, haciendo contacto visual, y, en caso de estar acompañada,no asumir que la comunicación debe ser entablada con su acompañante.
En el caso de tratarse de una persona ciega, es importante identificarnos primero (e identificar a nuestros acompañantes); y al dar indicaciones, debemos hacerlo de la forma más precisa posible (usando metros, o las manecillas del reloj de forma direccional), pero sin caer en exageraciones que pudieran incomodar. En caso de que la persona ciega necesite asistencia, se recomienda no agarrarla a menos que ella así lo solicite – es mejor que ella nos tome del brazo. Se sugiere no tocar los perros guía a menos que su dueña nos lo permita.
Cuando nuestro interlocutor esté en una silla de ruedas, se recomienda ponerse a un nivel que permita a ambas personas hacer contacto visual y dialogar con una mayor comodidad. De tratarse de una persona con alguna discapacidad auditiva que esté comunicando a través de un traductor de señas, es importante hablar menos rápido y pausar frecuentemente para que la traductora pueda traducir el mensaje de forma correcta y completa.En este caso, debemos hablar y hacer contacto visual directamente con el interlocutor y no con la traductora.Cuando esté leyendo los labios, se recomienda hablar muy despacio, mantener en todo momento contacto visual con la persona, y no voltearse o cubrirse la boca. Tomando en cuenta que se estima que, por su dificultad, solo 30% de los mensajes son comprendidos por el interlocutor que esta leyendo labios, debemos estar preparados y tener la paciencia de repetir el mensaje.
Estas son solo algunas pautas de comunicación, de respeto y cordialidad que podemos utilizar al interactuar con personas con discapacidad. Existen muchas más para los casos específicos. El tomar conciencia y aplicar dichas pautas, cuidando nuestro lenguaje y acciones, contribuirá a hacer una sociedad más cordial, más inclusiva, en donde todos quepamos, podamos realizarnos como personas y no hagamos invisibles a ninguna persona o grupo. La riqueza de la humanidad radica precisamente en esa diversidad. Como decía el periodista y escritor uruguayo, Enrique Galeano “lo mejor que el mundo tiene está en los muchos mundos que contiene”.