Las personas con discapacidad también buscan estar activas, sentirse bien, estar sanas, llevar una vida plena y hacer aportaciones positivas a sus comunidades. El tener alguna discapacidad no implica que una persona no esté sana o no pueda aspirar a estarlo. No obstante, aun muchas personas siguen equiparando la discapacidad con la enfermedad, cuando ello no es necesariamente el caso.Ciertamente, muchas personas con discapacidad necesitan cuidados médicos especializados y sus limitaciones físicas les plantean retos particulares que hacen que comer sanamente, hacer ejercicio ymantener un peso adecuado les representen dificultades mayores.
Por ejemplo, según datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), los porcentajes de obesidad entre personas con discapacidad son 60% más altos que aquellos entre los adultos sin discapacidades. El aumento de peso y grasa corporal pueden a su vez generar problemas adicionales tales como diabetes, cardiopatías o cáncer, por nombrar algunos, que empeoran la salud, la movilidad y calidad de vida de las personas con discapacidad. De hecho, según CDC, las personas con discapacidades son tres veces más propensas a padecer estos males que personas sin discapacidad. Si bien el tener cargas físicas y económicasadicionales hacen más difícil para las personas con discapacidad evitar la obesidad, tener una mayor movilidad, comer mejor y/o vivir una vida más sana, es un objetivo que puede lograrse con planeación y diciplina.
Una buena nutrición es clave para el control de peso. Se estima que las personas con movilidad limitada necesitan de 10 a 15% menos calorías que las personas sin discapacidad, debido a su menor gasto de energía. El problema reside en que muchas personas con discapacidad tienen un acceso limitado a alimentos nutritivos – comer más sano es más caro en algunos países – además de que es más complicado para muchos realizar compras y preparar alimentos por sí mismos. Es por lo que,muchas personas con discapacidad optan por comprar alimentos preparados que no siempre son los más nutritivos y a menudo tienen un porcentaje más alto de grasas y sodio – lo que a su vez los hace más propensos a la obesidad. Algunas personas con discapacidad recomiendan que, para sortear estos obstáculos, de ser posible, se acuda con una nutrióloga que les formule un plan alimenticio personalizado; que utilicen aplicaciones tecnológicas con servicios que los asistan en hacer sus compras y que ayudan indirectamente a mantener un régimen alimenticio sano y no caer en compras superfluas y/o ”tentaciones”; que procuren hacer recetas sencillas pero nutritivas; y que preparenalimentos con antelación – incluso para toda la semana – con nutrientes frescos, moderando los alimentos procesados, los carbohidratos y grasas.
Hacer ejercicio también es importante para la salud y el bienestar físico, mental y emocional de las personas con discapacidad. Existen barreras internas y externas que dificultan el ejercicio para las personas con discapacidad. Por ejemplo, muchos de los espacios/planteles y equipo deportivo no son inclusivos y no están formulados tomando a las personas con discapacidad en mente – aunque cada vez hay más equipos formulados especialmente para personas con discapacidad los cuales pueden ser adquiridos por internet. También el hacer ejercicio a la intemperie no es siempre fácil, ya que algunas ciudades no están diseñadas y acondicionadas considerando las necesidades de movilidad y sensoriales que requieren las personas con discapacidad. No obstante, existen algunas opciones que pueden incentivar positivamente y facilitar a que las personas con discapacidad puedan realizar ejercicio físico.
Personas con discapacidad, particularmente las que sufren de movilidad reducida, sugieren que se realicen ejercicios acuáticos (asistidos) puesto que, además de que el agua aligera el peso corporal, conllevan un menor riesgo de lesiones y malestar (natación, aqua-aerobics). Los entrenamientos de fuerza – con pesas o resistencias – también son recomendados (bajo supervisión medica y de especialistas) para fortalecer los músculos/huesos y mejorar el balance. También los ejercicios de calistenia, flexibilidad y estiramientos son benéficos, particularmente para aumentar el rango de movimientos – además de que las rutinas pueden hacerse en casa.
Por último, la meditación ayuda a traer un mejor bienestar anímico y a controlar emociones como el estrés, frustración, ansiedad y depresión, que, según la Doctora Karla Thompson, son de 2 a 10 veces más prevalentes entre las personas con discapacidad y enfermedades crónicas. Muchas personas con discapacidad han reportado que la meditación, adicionalmente, les ha ayudado a paliar el dolor y los síntomas físicos de malestar, además de contribuir a sus estrategias de afrontamiento y autoconocimiento. En todos los casos antes mencionados, la tecnología y aplicaciones – algunas incluso gratuitas – pueden ser una gran fuente de conocimientos y guía para realizar ejercicio, comer mejor, meditar y alcanzar niveles de bienestar más altos. Asimismo, se recomienda siempre contar con supervisión médica y de especialistas antes de emprender cualquiera de las mencionadas actividades.
Una buenas salud física, anímica y mental es esencial para que las personas vivamos una vida plena y gocemos de lo mucho que la vida tiene que ofrecernos. Para las personas con discapacidad, el estar saludable es además especialmente importante ya que les permite mantener una mayorindependencia y romper con las barreras físicas, psicológicas, de perjuicios, sociales y económicas que tanto los afectan. Está también en nosotros crear una sociedad más inclusiva que les facilite derivar esas barreras, aumentar su bienestar y contribuir en tener una mayor participación en todos los ámbitos de la vida.